Una de las dificultades a la que nos enfrentamos cuando
ponemos en marcha nuestro emprendimiento es el miedo a la exposición. Abrimos
las puertas de nuestra mente a cuestionar todo; si el producto es o no bueno,
si somos o no capaces, si sabemos o no sabemos suficiente.
Nos auto saboteamos de manera inconsciente para no
avanzar, para mantenernos en nuestro espacio seguro, donde no hay riesgos.
Lo primero que debes tener en cuenta es que el miedo no
es un monstruo de tres patas y cinco cabezas que te va a esperar al otro lado
de la puerta, sino que es un mecanismo natural de nuestro cuerpo ante las
amenazas. Es indispensable para
mantenernos vivos.
Cuando vamos a tomar decisiones importantes en los que
hay incertidumbre, en los que no se conoce lo que va a pasar, surge ese
mecanismo de defensa en nuestro cuerpo.
Una vez que entiendes esto, puedes comenzar a guiar tus
pensamientos para que trabajen en función de la meta que te has propuesto
porque este “peligro” del que te alerta el cuerpo no es algo de vida o
muerte.
Para ayudarte a agarrar valor comparto contigo algunas
prácticas que seguro te servirán para tener mayor confianza en ti misma:
1.- Sé consciente de tus miedos: Lo más importante es darte cuenta de lo que te sucede, ¡asumirlo! Luego de esto piensa con cabeza
fría cada vez que tengas esa sensación de angustia cuando vas a actuar. Tómate
tu tiempo, analiza qué estás sintiendo desde la lógica y no desde las excusas.
Por ejemplo, cosas como crear un perfil en una red social
para mostrar tu proyecto puede generarte miedo cuando piensas en las personas
que lo verán. Es en este momento en el que puedes razonar y devolverle la
respuesta a tu cabeza de que un perfil en facebook no tiene nada de “vida o
muerte”. Puedes notar que es simplemente temor a que los comentarios que
obtengas sean negativos.
2.- Haz una lista: Toma lápiz, papel y anota todo lo que
te causa miedo para que puedas visualizarlo de manera clara y definas
estrategias en función de salirle al paso a eso que te paraliza.
3.- Deja de reaccionar a los estímulos: Las opiniones de
los demás son sólo eso, opiniones. Recibe los comentarios que te puedan hacer y
dales su lugar. Si son útiles los usas y si no, los desechas. Sé que no es una
tarea fácil pero con práctica y disposición a confiar en ti podrás reconocer lo
que es realmente importante.
4.- Enfócate en lo importante: Toma fuerzas de eso que te
aterra y enfoca tu mente en lo que sucederá si actúas. Siguiendo el ejemplo
anterior, imagina que una de las consecuencias de mostrar tu emprendimiento es
que el proyecto obtendrá miles de buenas impresiones y eso, a su vez, te dará
mayor libertad financiera, tiempo para pasar con tus seres queridos,
satisfacción personal, etc. Enfócate en la verdadera razón por la que tomas las
decisiones.
5.- Trabaja en tu autoestima: Cuando tenemos poco amor
por nosotros mismos somos más propensos a pensar en el qué dirán y se
despiertan todas nuestras inseguridades. Ocúpate de ti, cuídate, ámate y valora
todo lo que haces. Tú puedes asumir tus miedos y usarlos para lograr objetivos.
6.- Sé auténtica: Siempre que te mantengas fiel a ti
misma, a tu ser y a tus valores, todo estará bien. Porque aunque “fracases” en
algo, tendrás la oportunidad de seguir avanzando y moverte a donde quieres ir.
De ahora en adelante, en vez de paralizarte o pensar en
las mil y una razones por las que no debes lanzar tu emprendimiento, enfócate
en las millones de justificaciones que sí tienes para hacerlo.
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